El masaje tradicional tailandés es una antigua forma de masaje estrechamente ligado a la práctica del Budismo, se da como un acto de sensibilidad y como una forma de meditación y celebración de la unidad del cuerpo y del espíritu, causando una profunda conexión espiritual, que brinda compasión, amabilidad, alegría y equilibrio.
La teoría explica que "al existir cualquier tipo de bloqueo en el flujo de energía corporal habrá insuficiencia de energía vital (Prana) y surgirá alguna enfermedad. El trabajar sobre los puntos bloqueados por medio del masaje puede romper los nudos que evitan el flujo energético, estimulando el flujo de Prana y ayudando al bienestar del órgano afectado y a la salud en general".
El masaje tradicional tailandés comienza como una forma de relajación. Sin embargo, su aplicación puede llegar a la curación, utilizándose el masaje como medicinal y preventivo. En un nivel físico, se enfoca en reducir las tensiones musculares, estimular la circulación y el metabolismo, mientras que a un nivel energético o espiritual, ayuda a volver a un estado de calma, a recuperar el balance interno y a conseguir un profundo relax.
En el masaje no se utilizan instrumentos ni lubricantes o aceites. Durante una sesión de Nuad-Bo-Rarn, el terapeuta aplica entre sus técnicas una mezcla de suave balanceo rítmico, compresión y estiramientos, que crean una experiencia única a lo largo de todo el cuerpo del paciente, utilizando alternativamente y en distintas zonas presiones de dedos, palmas, codos, antebrazos, pies y rodillas o bien, diversos y variados estiramientos en diferentes posiciones y con distintos grados de intensidad.
Hoy en día este masaje sigue utilizándose bajo los conceptos asiáticos originarios de terapia preventiva, curativa y como complemento para recuperar ese estado natural de 'sentirse bien'.
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